Me acuerdo de un sueño en el que de pronto torcías mi
garganta hasta matarme, como tantas veces yo lo había intentado. Simplemente
ponías tus palmas como tijeras sobre mi cuello y apretabas de tal forma que era
sensillo reventarme los huesos y aniquilarme, con esa sonrisa tan tuya en los
labios.

Decirte que yo soñé lo mismo sería una conversación
hipócrita más. Un juego de que seguro ambos saldríamos imaginando que sería
terrible tratar de asesinarnos, que nos extrañaríamos tanto que sería un
infierno la vida. Todas de las mejores e inéditas mentiras.
De pronto en su pecho resonó un tambor auspiciado por el frio.
Poco a poco me voy apagando en tu espalda.
Chloe Marina
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