jueves, 5 de junio de 2014

La nieta y su abuelita



He despertado a las 2:44 de la mañana con la cabeza enteramente apoyada en la idea de una mujer que había sido estrella porno hasta su vejez, y de la que su nieta recibe consejo al confesarle que quiere seguir sus pasos. Entonces una pregunta me asalta la mente: ¿Qué le diría esa mujer a su nieta? La herramienta corporal resulta un hallazgo fascinante; sin embargo, cuando esta es materia mercantil me resulta confuso encontrarle sentido. El cuerpo siempre es una herramienta, pero esta no se alquila ni se vende; se regala, se presta, se entrega por unos instantes: es un elemento hasta de amor. Me preocupaba la idea de concebir el espacio corporal como un todo y poder financiarlo, mas es posible. Hoy en día el negocio pornográfico se ha vuelto hasta corporativo. Ya existen miles de mujeres dedicadas a él, cientos de empresas, millones de dólares y cada vez hay más. La gente quiere explorar nuevos cuerpos todos los días: nos es necesario observar las bellas y extrañas anatomías. Y la pregunta se instala nuevamente entre los avatares de esa vejez que tiene algo que decir y que pretende ser escuchada ahora por un cuerpo joven y ambicioso. “¿Ama lo que haces?” “¿Disfruta de tu trabajo?” Sería interesante ver la participación activa de esta abuela como agente de su nieta. ¿Qué pasaría con los consejos sobre prácticas depilatorias? ¿Estaría la abuela desfasada en los gustos físicos actuales? Claro que este hecho es cada vez más atractivo, si tenemos en cuenta que la depilación intima es una regresar a las primeras prácticas sexuales “inocentes” donde la vellosidad aún no es conocida. Efectivamente, director de esas películas o fotografías conoce a su público, sabe de aquellos gustos que van a aflorar en lo más íntimo del ser. ¿Le preguntó a Freud? Creo que el que debió consultar fue este y no aquel. 

Pero vallamos un poco más a fondo: esta abuela aconseja a su nieta, la nieta sigue sus consejos, la joven es seductora, consigue fama, dinero, atención… El último punto mencionado resulta interesante. Sigamos: ¿Qué va mal? Seguro que conocerá gente muy libre, personas amables y otras no tanto como en cualquier trabajo. ¿Dónde está el dilema? La belleza es efímera; la abuela le dirá: “Ahorra y estudia algo” Bueno, qué pasa si a la nieta se le ocurre estudiar literatura y hablar algún día sobre esa pregunta que le hizo a su abuela cuando comenzó a escribir. Pues esa es más o menos la historia. ¿El título? El libro de Chloe, por supuesto. 

Chloe Marina

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